"El estudiante invisible: Franz Kafka y su angustia silenciosa en la escuela"
La profunda y solapada angustia de Franz Kafka en el colegio
Cumplía puntualmente con sus obligaciones, pero sin el menor interés, como quien cumple un trámite. Era, sin duda, un buen compañero, pero no tenía amigos. Todos le teníamos gran afecto y le estimábamos.
—cuenta un condiscípulo—, pero nunca pudimos llegar a intimar con él; parecía estar siempre rodeado de una mampara de cristal. También los profesores estimaban a este alumno misterioso, a pesar de que se negaba en redondo a hacer gimnasia, y a pesar de su extremada torpeza para las matemáticas. Aunque no brillante, era puntual y cumplidor, estas virtudes gustaban a los maestros del instituto, que no prestaban demasiada atención a la indiferencia que Franz mostraba frente a todo lo que oía y aprendía. Sin embargo, es preciso decir que la evidente indiferencia del misterioso alumno ocultaba, entre otras cosas, una profunda angustia. Franz Kafka temía a los exámenes, temía ser suspendido, se sabía siempre por suspendido... y cuando aprobaba —cosa que sucedía invariablemente, a pesar de sus temores—, se consideraba beneficiario de un milagro, de una especie de gracia tan inmerecida como arbitraria. ¡Hasta tal punto llegaba su inseguridad interior! Ningún éxito en los exámenes le sirvió para autoafirmarse. Así pues, su indiferencia era, en parte y solo en parte, una máscara que ocultaba a la perfección sus profundas debilidades interiores, su angustia. Sufría y, con la máscara, lo disimulaba un crónico temor a estar siempre en falta.
Academia Aduni. (2014). Anual San Marcos 2014 (p. 24).
Por eso es que me llegó a lo profundo de mi ser, "La Metamorfosis"
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